Con la luz encendida es la primera novela para adultos de Mónica de Cristóbal, abogada y escritora de novela infantil y juvenil, que se ha atrevido a mezclar su profesión y la ficción tratando un tema poco comentado, pero muy real en el mundo actual. Celia ejerce como abogada en un pequeño bufete, tanto para clientes como de oficio. Está casada y tiene tres hijos, aun todos pequeños. A veces discute con su marido y se relaja con los espíritus que conviven en su piso: su abuela materna y Ricardo, el antiguo propietario del inmueble. Todo en la vida de Celia da un vuelco cuando su marido muere en un accidente y una llamada de la comisaría la implica en un caso de asesinato, donde una madre, supuestamente, ha matado a sus dos hijos. Y es en ese instante cuando Celia, con la muerte a su alrededor, tratará de encontrar la verdad, aún con todo en su contra, y, al mismo tiempo, enderezar su vida, pues un secreto de ojos verdes como la albaca la atormentará de nuevo. Estamos acostumbrados a leer infinidad de thrillers y siempre vamos de la mano del inspector de homicidios. Incluso, cuando vemos una serie o una película de este mismo género, el abogado, o no tiene frases o simplemente lo vemos diciendo algo así como: «mi cliente no tiene nada más que añadir» y hasta luego y hasta siempre. Obviamente, hay «algunas series de abogados», aunque siempre pienso que son demasiado fantasiosas. En cambio, Celia, la protagonista de esta historia, la veo representando la vida diaria de un abogado normal; un ser humano con sus propios problemas que busca sacar adelante sus casos y, como escuché decir una vez a la abogada Beatriz de Vicente: en caso de que un cliente sea culpable, lo mejor para él es llegar a un buen acuerdo (reducción de condena, fianza, o esas cosas; ya me entendéis). Y aquí tenemos el caso de Zuima, que ha matado a sus hijos y luego ha llamado a la policía para avisarles de lo que ha hecho. Pero luego, ya detenida, no suelta prenda y Celia, por mucho que lo intenta, no encuentra la manera de ayudar a la acusada que le han asignado. «Ya están llegando», repite desconsolada, Zuima, «pero aquí dentro ya no podrán cogerme». Y es que, ella es de África y la violencia, tras la marcha de los colonos europeos, se ha ido agravando año tras año, década tras década. Europa guarda silencio. Debe sobrevivir el más fuerte. En definitiva, con un lenguaje sencillo, Mónica nos muestra su vida profesional en esta ficción novelada e intenta abrirnos los ojos ante los problemas del llamado tercer mundo donde, aun con los progresos que llevamos en los países desarrollados, todavía se suceden los actos más crueles sin que nada ni nadie consigan evitarlos.