Aunque pueda parecer lo contrario, El mundo es un gato jugando con Australia es un truco de escapismo; de escapismo de uno mismo.
Siempre he creído que hay personas que son «hogar», personas que te hacen sentir como en casa, protegido y con ganas de echar raíces o la llave por dentro. En este libro cuento lo que pocos te dicen: qué ocurre después de las perdices y de los finales...