La sombra de la tierra

Elvira Mínguez es una reputada actriz, con una trayectoria tan sólida como prestigiosa. Ganadora de un Goya, ha trabajado a las órdenes de directores nacionales y extranjeros y participado en proyectos tan populares como la adaptación de La trilogía del Baztán.

El tema que ha escogido es un drama rural en un lugar indeterminado de la meseta entre el siglo XIX y el XX. Un tópico que no deja de atraer lectores, como demuestra el éxito reciente de Jesús Carrasco.

Sus referentes traspasan todo el texto: Cela, Delibes, Lorca, García Márquez.

La historia llama la atención por su originalidad: en una línea que la emparenta directamente con el Lorca de Bernarda Alba o Bodas de Sangre, su novela se nutre de las luchas por el poder entre dos mujeres temibles que hacen todo lo posible para que el resto de personajes bailen al son que ellas tocan.

Posee un estilo tremendamente original, muy visual, directamente emparentado con la dramaturgia, que da como resultado un texto que interpela directamente al lector, con un ritmo que no decae y unas imágenes potentísimas. Pocas veces como esta se puede decir que la novela se “proyecta” en la cabeza del lector.

La novela tiene un componente personal importantísimo ya que la autora parte de viejas historias familiares para construir este magnífico drama rural.

 Como tal drama rural, apelará a la inmensa mayoría de lectores que tienen sus raíces en los pueblos.